Comunicados SACH

11-09-2014

Anestesia Pediátrica: Seguridad a toda Prueba

A pesar de los exigentes estándares de seguridad de dicho procedimiento, es inevitable que los padres -en especial cuando sus hijos pequeños deben ser sometidos a una intervención quirúrgica- manifiesten un gran temor por los riesgos que puede tener dicho proceso. La Dra. Silvana Cavallieri, de la Sociedad de Anestesiología de Chile, aborda este inquietante tema.

Uno de los miedos generalizados de la población al someterse a una operación quirúrgica es -sin duda- la anestesia ya que todas las funciones vitales de una persona están manejadas por el anestesiólogo. En definitiva, es dejar la vida de un paciente en manos de un tercero. Y el temor se acrecienta aún más cuando son los padres quienes deben tomar la decisión de autorizar una determinada intervención de sus hijos.

La anestesia consiste, básicamente, en proveer al paciente de condiciones apropiadas para que se realice un acto quirúrgico. Estas condiciones implican que el paciente está inconsciente, que tiene amnesia, analgesia y un grado de relajación muscular.

“De tal manera que durante el acto quirúrgico el paciente está completamente dependiente de lo que el anestesiólogo pueda hacer para mantener sus funciones fisiológicas estables. Y lógicamente todo el mundo siente temor a perder el control de su vida porque dejar anestesiarse significa dejar su vida en manos de otra persona”, explica la Dra. Silvana Cavallieri, anestesióloga pediátrica y Miembro de SACh.


Seguridad
Toda intervención quirúrgica conlleva riesgos  y, a pesar del temor que despiertan los anestésicos, el procedimiento es cada día más seguro. Ello se ha logrado con conocimientos, competencias, equipamiento e insumos adecuados y aplicación de los correspondientes protocolos de seguridad que, a la larga, han permitido reducir los riesgos. De hecho, la mortalidad por anestesia ha disminuido en un 2.000% en los últimos 30 años.

Sin embargo, pese a la significativa reducción de los riesgos, en general la anestesia presenta más dificultades en las edades extremas de la vida: niños menores de un año y dentro de éstos los menores de un mes y prematuros, y en la tercera edad. ¿La razón? Menor reserva fisiológica. “Esto provoca que, ante determinado estrés que se pueda producir durante el acto quirúrgico, tengan una menor capacidad de resistencia fisiológica a situaciones -por ejemplo- en las que falte la oxigenación ante pérdida de líquidos del organismo o alteraciones de la temperatura”, comenta la Dra. Cavallieri.

No obstante, subraya, “cada vez la anestesia tiene mucho menos riesgo como acto anestésico. Actualmente las posibilidades de que un niño tenga problemas graves  debido a la anestesia o en relación con ella es menos a 1 en 10.000, mientras que en un adulto se considera 1 en 100.000 ó 1 en 200.000”.


Competencias adecuadas
La mayor parte de los problemas que se presentan durante el acto anestésico “son perfectamente manejables”, afirma la especialista. Lo anterior, en el caso de anestesia pediátrica, requiere además de competencias apropiadas para trabajar con niños, las que son adquiridas durante diversos cursos de especialización.

Durante la formación de los anestesiólogos, que dura casi cuatro años, tienen un periodo importante de aprendizaje en anestesia pediátrica y deben cumplir un número determinado de procedimientos en niños, realizados en grandes hospitales con área pediátrica relevante.


Cirugías pediátricas más comunes

  1. Cirugía electiva: todas las relacionadas con el área otorrinolaringológica y la cirugía extra abdominal.
  2. Patologías de urgencia: cuadros abdominales agudos tipo apendicitis.
  3. Derivadas del trauma: quemaduras, fracturas y heridas cortantes.
  4. Otras: tumores y patología pulmonar.

En cuanto a la extracción de amígdalas, intervención común entre los niños y que requiere anestesia general, la Dra. Cavalliere explica que si bien es simple, tiene sus complicaciones.

“Se operan por dos razones. Una, porque las adenoides y amígdalas  son tan grandes que obstruyen la vía aérea y dificultan la respiración y con ello la oxigenación: el niño ronca mucho, tiene mal dormir, escucha mal porque se le llenan los oídos de líquido y -en definitiva- tiene mala calidad de vida. La otra causa es porque las amígdalas se infectan y son cuadros que producen daños posteriores. Si es mal cuidada puede a la larga tener complicaciones cardiacas”, afirma la Dra. Cavallieri, al precisar que los niños que se operan por razones obstructivas, durante el postoperatorio tienen más posibilidades de obstruirse también. “Por lo tanto, es importante que se operen bien vigilados y que tengan cuidados post operatorios apropiados en salas de recuperación bien equipadas y dotadas de personal idóneo para el cuidado de niños”.


Riesgos de la anestesia

  1. Respiratorios: afectan a la respiración y a la ventilación. “Felizmente es una situación muy poco frecuente y cuando se presenta, hay que actuar inmediatamente. Por eso el paciente pediátrico debe estar tremendamente vigilado durante la anestesia y post anestesia”.
  2. Cardiovasculares: afectan al corazón y los vasos sanguíneos,  que pueden terminar en paro cardiaco. “Estos riesgos tienen más relación, con que el corazón no funcione bien, o que haya una hemorragia, o que se presente una alergia importante que provoque  alteración  circulación de la sangre”.
  3. Náuseas y dolor en el post operatorio: “estas dos situaciones tratamos de solventarlas porque cada día hay mejores fármacos para prevenirlas. Por supuesto que esto también requiere estar en un lugar donde haya los elementos, insumos y personal adecuados para atender niños, además de estándares de cuidado”.

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