Cuando un paciente es sometido a una intervención quirúrgica y se le debe administrar cualquier tipo de anestesia, el anestesiólogo usa una serie de medicamentos de diferente tipo y que cumplen distintos objetivos para anestesiar a la persona. Por lo tanto, no es correcto hablar de “alergia a la anestesia” de manera general, ya que lo que puede ocurrir es que un paciente sea alérgico a alguno de los medicamentos administrados.
Teniendo en cuenta lo anterior y sabiendo que dichos medicamentos son diferentes entre sí, es que las reacciones alérgicas que se pudiesen generar van a depender del tipo de medicamento administrado.
La única posibilidad de saber si una persona es alérgica a alguna de las drogas usadas, es haber recibido la droga previamente y haber desarrollado una reacción alérgica.
Por este motivo, es que el poder tener una entrevista previa con el anestesiólogo es de vital importancia, ya que así el paciente podrá contarle si es alérgico a algún medicamento y evitar que se usen tales drogas durante la intervención quirúrgica.
Cada una de las drogas o medicamentos que son utilizados para poder anestesiar a un paciente posee una dosis, la cual es conocida por el anestesiólogo.
Estas dosis se calculan en base a diversas características del paciente, entre las cuales están: el peso, la edad, la altura, el tipo de intervención quirúrgica al que va a ser sometido y las condiciones generales del paciente, como por ejemplo que tenga otras enfermedades.
Durante la cirugía, la dosis de anestesia a administrar se va definiendo de acuerdo a los requerimientos que suponga el acto quirúrgico. En cualquier tipo de anestesia (ejemplo general, regional o local) el anestesiólogo puede administrar más dosis de anestésicos cuando sea necesario, para que se pueda llevar a cabo la cirugía completa sin que el paciente sienta alguna molestia.
La preparación que debe seguir un paciente antes de que sea anestesiado son las siguientes:
Si bien es cierto que todas las personas pueden recibir anestesia, van a ser las condiciones en las que esté el paciente las que indicarán el grado de riesgo que corre en el acto quirúrgico.
De esta forma, los riegos de recibir anestesia para una persona joven que no tiene otras enfermedades, son muy distintos a los que puede experimentar un paciente que tiene distintas enfermedades coexistentes en su organismo.
En este último caso, el equipo conformado por el cirujano y el anestesiólogo van a evaluar al paciente en conjunto, de manera de analizar si es conveniente o no el realizar la cirugía, teniendo en cuenta la necesidad de realizarla y buscando la alternativa de anestesia menos riesgosa para el paciente.
Sí, todas las personas pueden recibir anestesia general.
Cuando un paciente va a recibir anestesia debe ayunar previo a la cirugía, porque al perder la conciencia (por la anestesia general o por sedación durante una anestesia regional) puede perder los reflejos en su laringe, que permiten toser en caso de que haya un cuerpo extraño, como por ejemplo el vómito. En estas circunstancias, si el paciente vomitara teniendo las vías aéreas desprotegidas, es probable que el vómito ingrese a los pulmones, lo que va a generar un tipo de neumonía que es muy grave y que implica riesgo vital del paciente.
Hay que tener presente que el ayuno requerido es:
Un anestesiólogo es un médico que dada su formación, es un profesional con especiales habilidades que lo hacen competente e idóneo para desarrollarse no sólo en pabellones para la administración de anestesia, sino que también en unidades de cuidados intensivos y unidades de terapia de dolor, entre otras.
Siempre que una persona vaya a recibir anestesia, debe informarle a su anestesiólogo respecto a la totalidad de medicamentos que el paciente consume, independiente de su origen (esto incluye los medicamentos naturales y drogas ilícitas).
Puede ser que el consumo de algunos de ellos no tenga ninguna consecuencia en relación a la anestesia o a la cirugía que la persona se va a realizar, pero hay otros medicamentos que sí pueden interferir de manera diversa en la anestesia.
Es por lo anterior que la visita pre-anestésica es muy importante que se realice antes de su cirugía.
Sí. El anestesiólogo no sólo estará a cargo de que el paciente no sienta dolor durante la intervención quirúrgica, sino que además estará constantemente monitoreando los signos vitales y reacciones del paciente durante el tiempo que dure la intervención. Incluso, una vez finalizada la operación, el anestesista es quien acompañará al paciente hasta la sala de recuperación (o su equivalente), hasta que éste se sienta confortable.
Es ideal que el paciente que va a realizarse una intervención quirúrgica se contacte previamente con su anestesiólogo. Esta entrevista puede efectuarse tanto días antes como momentos previos al inicio de la cirugía. Esto no sólo le dará tranquilidad, sino que le permitirá formular todas las preguntas que tenga con respecto a la anestesia, sus riesgos y efectos durante y después de la operación.
Por otra parte, el tener una entrevista previa le permitirá a su anestesiólogo conocer las enfermedades que tenga el paciente, si está siguiendo algún tipo de tratamiento o tomando medicamentos. Asimismo, el anestesiólogo podrá tener conocimiento de si el paciente es alérgico, si ha recibido anestesia anteriormente, si está con el tiempo de ayuno indicado y conversar con él sobre la técnica anestésica y tratamiento del dolor post operatorio que se le va a realizar.
Cada paciente es distinto y por lo mismo es importante analizar cada caso por separado. Es por eso que si usted es diabético, hipertenso o padece cualquier otra patología, tenga una entrevista previa a la intervención quirúrgica con su anestesiólogo, para que de esta forma el médico pueda evaluar y cuantificar el riesgo al que usted va a ser sometido, de manera que las decisiones que se tomen al respecto sean las adecuadas y precisas.
Después que un paciente ha sido sometido a la anestesia general, los síntomas más frecuentes que puede experimentar una vez que despierte son: dolor, somnolencia, mareos, nauseas y vómitos.
La anestesia, al igual que todo acto médico, supone riesgos, complicaciones y limitaciones. Sin embargo, los riesgos asociados a este procedimiento son claramente menores que los beneficios que aporta al paciente que debe someterse a una operación.
Si bien hoy en día y con los avances de la medicina los riesgos que tiene la anestesia han ido disminuyendo, éstos están asociados al tipo de anestesia que se aplicará, a la condición basal del paciente, el tipo de intervención quirúrgica al que va a ser sometido, entre otras.
Como cada paciente es un caso diferente, es ideal que éste tenga una entrevista previa con su anestesiólogo para que le puedan explicar los riesgos generales y los riesgos más frecuentes que pueden existir en ese caso en particular.
Las historias y malas experiencias que rondan en torno al uso de la anestesia en el inconsciente colectivo, han generado que hoy gran parte de la población exprese como respuesta automática tener miedo a la anestesia. Es más, muchas personas prefieren no someterse a una intervención quirúrgica por temor a ser anestesiado. Pero este miedo, basado en el desconocimiento sobre el tema y en historias de malas experiencias pasadas con anestésicos antiguos, es totalmente infundado hoy en día.
La anestesia y sus aplicaciones han progresado a la par de la medicina en general. Hoy se sabe mucho más sobre este tema, se dispone de una serie de anestésicos que son más seguros que los que existían antes. A esto se suma que existen métodos más precisos y más eficientes de medir y de controlar los efectos de cada medicamento, así como también para mejorar el cuidado del paciente durante la operación.
Todo va a depender del tipo de intervención a la que debe ser sometido el paciente.
Hay cirugías en las que por sus características se pueden realizar sólo con un tipo de anestesia, como lo es la anestesia general. Sin embargo, hay otras cirugías para las que existen diversas alternativas de anestesia. En estos casos, el anestesiólogo evalúa aspectos como: el tipo de cirugía, la posición en la que va a ser operado el paciente y la experiencia que éste tenga con distintos tipos de anestesia. Una vez analizados estos puntos y teniendo en cuenta lo que ha recomendado su anestesiólogo, el paciente puede decidir antes de entrar a pabellón qué tipo de anestesia desea que se le administre.
Además, el paciente puede preguntar, discutir y finalmente elegir cómo desea que se le trate el dolor post operatorio.
Antes de que un paciente sea sometido a una intervención quirúrgica, el anestesiólogo evalúa de qué forma y en qué cantidad va a administrar la anestesia de acuerdo a la edad, peso, enfermedades asociadas que tenga la persona y cirugía que se realizará
Una vez que el paciente es anestesiado, el anestesiólogo va monitorizando de forma continua, permanente y precisa la presión arterial, el funcionamiento cardiovascular, la oxigenación de la sangre, la función pulmonar, así como el efecto y la concentración de los anestésicos en la sangre y en el cerebro de la persona. Todo este control se realiza a través de diversos monitores los cuales están conectados a la persona.
Es importante destacar que los monitores que se encuentran en un pabellón cuentan con alarmas sonoras (audibles) que avisan al anestesiólogo en el caso de que alguno de los signos vitales se salga de su rango normal, para así poder tomar medidas correctivas a tiempo.
Este monitoreo que realiza el anestesiólogo es de vital importancia y es por eso que está presente durante todo el tiempo que dure la intervención observando y evaluando todas las reacciones del paciente.
Las mujeres que están embarazadas pueden recibir anestesia sin problemas durante su período de gestación. Sin embargo, es necesario tomar precauciones como: el tipo de anestesia que se le va a administrar y los medicamentos que se van a utilizar en la intervención. Estas precauciones deben tomarse sobre todo durante los primeros meses de embarazo.
No, la anestesia epidural que se utiliza para aliviar el dolor de la madre en el momento del parto no afecta al bebé.
El anestesiólogo es un profesional que ha estudiado por siete años la carrera de medicina y luego realiza una especialización que dura al menos tres años, facultándolo para ejercer la especialidad. De esta forma, la anestesiología es una especialidad médica.
Además, todos los anestesiólogos deben contar con la certificación de su especialidad, la cual es otorgada por las universidades acreditadas (ASOFAMECH) o por la Corporación Nacional de Certificación de Especialidades Médicas (CONACEM). Esta certificación es entregada al anestesiólogo una vez que ha rendido un examen que certifica no sólo su especialidad, sino también sus conocimientos.
En Chile se usa indistintamente ambos términos. Sin embargo, el más correcto de utilizar es anestesiólogo, ya que el nombre de la especialidad que estos médicos estudian es la “anestesiología”.